Parece mentira que ya hayan pasado 15 años desde que se estrenó Toy Story, la primera película de animación digital de la historia del cine y con la que la inmensa mayoría de nosotros descubrimos a los genios -no hay otra palabra para describirlos- de Pixar.
Desde entonces, muchos otros estudios se han sumado a la animación CGI, pero de momento ninguno ha alcanzado el grado de calidad -en cuanto a historia y personajes se refiere- que Pixar ofrece en cada uno de sus trabajos. Ellos fueron los pioneros y ellos han sido siempre los mejores.
Al enorme éxito de crítica y público de su primer largometraje, le siguieron otras tantas películas que han hecho las delicias de millones de espectadores de todas las edades. Incluso se atrevieron, años más tarde de su debut, a realizar una secuela de aquella cinta protagonizada por juguetes, y el resultado fue tan bueno o incluso mejor que con su predecesora.
Y lo han vuelto a hacer con esta tercera. Pixar se ha vuelto a superar, pese a lo alto que estaba el listón. _
La historia de esta ¿última? entrega arranca con un Andy de 17 años preparándose para ir a la universidad, hecho que provoca una enorme incertidumbre entre Woody y el resto de sus amigos acerca de su futuro.
Y es que cuando un niño se hace mayor, deja de jugar con sus juguetes, y éstos sólo pueden acabar en dos sitios: en el trastero o en la basura. Ante los temores que acechan al grupo, aparece un rayo de esperanza, un destino que podría ser el ideal: la guardería, lugar en el que otros niños podrían seguir disfrutando con/de ellos.
Una vez consiguen llegar allí, los juguetes reciben una calurosa bienvenida por parte de los miembros más veteranos, liderados éstos por un oso de peluche llamado Lotso. Los recién llegados se sienten rápidamente a gusto con su nuevo hogar y entusiasmados por la posibilidad de jugar eternamente con generaciones y generaciones de niños, sin el temor de ser reemplazados o tirados a la basura. Woody, sin embargo, añora a Andy y decidirá regresar a su lado.
Quién iba a imaginar que pasados diez años desde ‘Toy Story 2′ tendríamos ante nosotros una tercera parte.
Lo cierto es que Disney, poseedora de los derechos de explotación de los personajes, a punto estuvo de llevar a cabo ‘Toy Story 3′ bajo la producción de un nuevo estudio, ‘Circle 7 Animation’, prescindiendo así de los servicios de Pixar. Pero cuando la compañía del ratón compró a la del flexo, un nuevo acuerdo puso a Edwin Catmull y John Lasseter a cargo de todas las animaciones de Disney, por lo que Woody y cía. volvían a manos de sus creadores, Lasseter, Andrew Stanton, Pete Docter y Lee Unkrich empezaron con la lluvia de ideas, y en un fin de semana ya tenían la historia de la nueva película.
De la escritura definitiva del guión se encargó luego Michael Arndt, guionista de ‘Pequeña Miss Sunshine’, y la dirección de la cinta pasó a manos de Lee Unkrich, que anteriormente había ejercido de co-director en ‘Monstruos, S.A.’ y ‘Buscando a Nemo’, y que sustituía así a Lasseter, responsable de las anteriores entregas.
Como ya se apuntaba en la primera secuela, el argumento de ésta gira en torno al futuro de los juguetes de Andy después de que éste se haya hecho demasiado mayor para jugar con ellos. Su marcha a la universidad deja a Woody y a sus amigos sin dueño y sin hogar, por lo que no les queda otra que resignarse y aceptar su nuevo destino.
Tras una serie de altercados y confusiones, Woody y cía. acaban en la guardería Sunnyside, lugar en el que harán nuevos amigos pero también nuevos enemigos. Y es que no todo será tan bonito e idílico como al principio parecía.
De nuevo, nos reencontramos con los personajes principales de la saga, es decir, con Woody y Buzz Lightyear.
En este tiempo transcurrido ha habido bajas, pero aún están con nosotros aquellos que han tenido una mayor relevancia en películas anteriores. Así pues, tenemos de vuelta a la vaquera Jessie; a Perdigón, el fiel caballo de Woody; a Rex, el dinosaurio; al perro Slinky; a Ham, el cerdito hucha; y al gruñon Mr. Potato y el resto de su familia, la Sra. Potato y sus hijos adoptivos, los tres extraterrestres del Pizza Planet.
Todos ellos se verán envueltos en la más peligrosa aventura de sus vidas.
El inicio de ‘Toy Story 3′ es el más espectacular de la saga. Si en la segunda parte el comienzo era parte de un videojuego de Buzz Lightyear al que jugaba Rex, aquí todo será fruto de la imaginación que le echan los juguetes cuando están solos. No desvelaré nada más del mismo, pero si alguna vez visteis de pequeños la serie de dibujos ‘Muppets Babies’ (’Los Pequeñecos’ en España), sabréis más o menos por dónde van los tiros.
Luego de este trepidante arranque llegan unos breves y entrañables minutos en los que recordamos al pequeño Andy y contemplamos el paso del tiempo para él y sus juguetes.
Pero no será hasta la llegada a la guardería cuando se desencadene toda la acción que sustenta la trama de esta nueva entrega.
La mayor parte de la cinta es algo así como un homenaje al cine de evasiones, ya sean bélicas o carcelarias. Por motivos que no voy a revelar, los juguetes deberán escapar de la guardería, y eso será todo un reto que pondrá de nuevo a prueba la valentía y la unión de nuestros protagonistas (similar a los films previos, pero a mayor escala).
Con todo ello, vuelven los momentos divertidos, que nos sacan más de una sonrisa o incluso una cómplice carcajada gracias al humor elegante e inteligente del han hecho siempre gala.
No tiene desperdicio el momento en el que Buzz acaba funcionando en su ‘modo español’. Por supuesto, se recurren a los típicos tópicos de nuestro país (o la idea que se ha exportado del mismo al extranjero) para distinguir el cambio, además del idioma. Y es que sin esos tópicos, seríamos todos iguales (por lo menos nos dejan como unos seductores).
También vuelven a reivindicarse y enaltecerse valores como la amistad y el compañerismo, que han estado muy presentes a lo largo de la saga y que aquí vuelven a ser el pilar fundamental de la historia.
Se les saca mucho partido tanto a los personajes de siempre como a los nuevos. Es más, Barbie, que no apareció hasta la segunda entrega (en la primera Mattel no permitió la presencia de la famosa muñeca), juega aquí un papel mayor, y sus encuentros con Ken propician algunos de los momentos más hilarantes de la película.
Regresan también los guiños cinéfilos y las autoreferencias.
Tenemos a Woody emulando al Tom Cruise/Ethan Hunt en una de las más emblemáticas secuencias de la primera ‘Misión Imposible’. Hace acto de presencia el mismísimo Totoro de ‘Mi vecino Totoro’ de Hayao Miyazaki (Lasseter y el artista japonés son amigos desde hace más de 20 años); y aparecen en la guardería, en forma de muñecos, algunos de los personajes de ‘Buscando a Nemo’ y diversas alusiones a ‘Cars’.
Y no nos olvidemos tampoco de Sid, el terrible vecino de Andy de la primera parte (el destroza muñecos que casi acaba con Buzz), y para el que también han pasado los años, aunque sigue llevando la misma camiseta negra con una calavera blanca estampada (la mejor forma de hacernos reconocible al personaje).
Pero además, con el paso de los años, Pixar ha ido adquiriendo una mayor madurez como creadores y contadores de historias, y esto se nota en esta tercera entrega, ya que tiene un componente emotivo superior al que tenían sus predecesoras.
Estos señores saben cómo tocarnos la fibra, y aquí reinciden, pero lo hacen con mucha soltura y sin abandonar el tono cómico y aventurero que caracteriza ‘Toy Story’.
Los últimos 15-20 minutos son apoteósicos, tanto por la tensión y la vibrante acción que se desencadena en el transcurso/desenlace de la huida de Sunnyside, como por ese inevitable nudo en la garganta (y ojos cristalinos, si se me permite la confesión) que se produce ante el cúmulo de emociones cargadas de melancolía y nostalgia que atesoran esos minutos finales.
La compañía no sólo ha mejorado la calidad visual de su animación (a diferencia de sus inicios, los personajes humanos y caninos gozan ya de un acabado excelente), sino que también lo ha hecho en cuanto a la creación de personajes e historias, sin perder la frescura y sorprendiendo una y otra vez con cada nuevo trabajo. Incluso el cortometraje previo al film, ‘Día y Noche’, una pequeña muestra de la genialidad de estos artistas.
‘Toy Story 3′ es el broche de oro a una brillante saga que ha ido un paso más allá con cada secuela. Para muchos, y me incluyo, sería la mejor de las tres, y la que, en mi opinión, cerraría a la perfección la franquicia.
No habría ninguna necesidad de ofrecer más continuaciones, pero viendo cómo han sabido superarse con cada entrega, ¿quién podría resistirse a otra gran aventura protagonizada por estos entrañables y queridos juguetes? Un servidor, desde luego, no podría, por ideal y redonda que sea esta conclusión.
Desde entonces, muchos otros estudios se han sumado a la animación CGI, pero de momento ninguno ha alcanzado el grado de calidad -en cuanto a historia y personajes se refiere- que Pixar ofrece en cada uno de sus trabajos. Ellos fueron los pioneros y ellos han sido siempre los mejores.
Al enorme éxito de crítica y público de su primer largometraje, le siguieron otras tantas películas que han hecho las delicias de millones de espectadores de todas las edades. Incluso se atrevieron, años más tarde de su debut, a realizar una secuela de aquella cinta protagonizada por juguetes, y el resultado fue tan bueno o incluso mejor que con su predecesora.
Y lo han vuelto a hacer con esta tercera. Pixar se ha vuelto a superar, pese a lo alto que estaba el listón. _
La historia de esta ¿última? entrega arranca con un Andy de 17 años preparándose para ir a la universidad, hecho que provoca una enorme incertidumbre entre Woody y el resto de sus amigos acerca de su futuro.
Y es que cuando un niño se hace mayor, deja de jugar con sus juguetes, y éstos sólo pueden acabar en dos sitios: en el trastero o en la basura. Ante los temores que acechan al grupo, aparece un rayo de esperanza, un destino que podría ser el ideal: la guardería, lugar en el que otros niños podrían seguir disfrutando con/de ellos.
Una vez consiguen llegar allí, los juguetes reciben una calurosa bienvenida por parte de los miembros más veteranos, liderados éstos por un oso de peluche llamado Lotso. Los recién llegados se sienten rápidamente a gusto con su nuevo hogar y entusiasmados por la posibilidad de jugar eternamente con generaciones y generaciones de niños, sin el temor de ser reemplazados o tirados a la basura. Woody, sin embargo, añora a Andy y decidirá regresar a su lado.
Quién iba a imaginar que pasados diez años desde ‘Toy Story 2′ tendríamos ante nosotros una tercera parte.
Lo cierto es que Disney, poseedora de los derechos de explotación de los personajes, a punto estuvo de llevar a cabo ‘Toy Story 3′ bajo la producción de un nuevo estudio, ‘Circle 7 Animation’, prescindiendo así de los servicios de Pixar. Pero cuando la compañía del ratón compró a la del flexo, un nuevo acuerdo puso a Edwin Catmull y John Lasseter a cargo de todas las animaciones de Disney, por lo que Woody y cía. volvían a manos de sus creadores, Lasseter, Andrew Stanton, Pete Docter y Lee Unkrich empezaron con la lluvia de ideas, y en un fin de semana ya tenían la historia de la nueva película.
De la escritura definitiva del guión se encargó luego Michael Arndt, guionista de ‘Pequeña Miss Sunshine’, y la dirección de la cinta pasó a manos de Lee Unkrich, que anteriormente había ejercido de co-director en ‘Monstruos, S.A.’ y ‘Buscando a Nemo’, y que sustituía así a Lasseter, responsable de las anteriores entregas.
Como ya se apuntaba en la primera secuela, el argumento de ésta gira en torno al futuro de los juguetes de Andy después de que éste se haya hecho demasiado mayor para jugar con ellos. Su marcha a la universidad deja a Woody y a sus amigos sin dueño y sin hogar, por lo que no les queda otra que resignarse y aceptar su nuevo destino.
Tras una serie de altercados y confusiones, Woody y cía. acaban en la guardería Sunnyside, lugar en el que harán nuevos amigos pero también nuevos enemigos. Y es que no todo será tan bonito e idílico como al principio parecía.
De nuevo, nos reencontramos con los personajes principales de la saga, es decir, con Woody y Buzz Lightyear.
En este tiempo transcurrido ha habido bajas, pero aún están con nosotros aquellos que han tenido una mayor relevancia en películas anteriores. Así pues, tenemos de vuelta a la vaquera Jessie; a Perdigón, el fiel caballo de Woody; a Rex, el dinosaurio; al perro Slinky; a Ham, el cerdito hucha; y al gruñon Mr. Potato y el resto de su familia, la Sra. Potato y sus hijos adoptivos, los tres extraterrestres del Pizza Planet.
Todos ellos se verán envueltos en la más peligrosa aventura de sus vidas.
El inicio de ‘Toy Story 3′ es el más espectacular de la saga. Si en la segunda parte el comienzo era parte de un videojuego de Buzz Lightyear al que jugaba Rex, aquí todo será fruto de la imaginación que le echan los juguetes cuando están solos. No desvelaré nada más del mismo, pero si alguna vez visteis de pequeños la serie de dibujos ‘Muppets Babies’ (’Los Pequeñecos’ en España), sabréis más o menos por dónde van los tiros.
Luego de este trepidante arranque llegan unos breves y entrañables minutos en los que recordamos al pequeño Andy y contemplamos el paso del tiempo para él y sus juguetes.
Pero no será hasta la llegada a la guardería cuando se desencadene toda la acción que sustenta la trama de esta nueva entrega.
La mayor parte de la cinta es algo así como un homenaje al cine de evasiones, ya sean bélicas o carcelarias. Por motivos que no voy a revelar, los juguetes deberán escapar de la guardería, y eso será todo un reto que pondrá de nuevo a prueba la valentía y la unión de nuestros protagonistas (similar a los films previos, pero a mayor escala).
Con todo ello, vuelven los momentos divertidos, que nos sacan más de una sonrisa o incluso una cómplice carcajada gracias al humor elegante e inteligente del han hecho siempre gala.
No tiene desperdicio el momento en el que Buzz acaba funcionando en su ‘modo español’. Por supuesto, se recurren a los típicos tópicos de nuestro país (o la idea que se ha exportado del mismo al extranjero) para distinguir el cambio, además del idioma. Y es que sin esos tópicos, seríamos todos iguales (por lo menos nos dejan como unos seductores).
También vuelven a reivindicarse y enaltecerse valores como la amistad y el compañerismo, que han estado muy presentes a lo largo de la saga y que aquí vuelven a ser el pilar fundamental de la historia.
Se les saca mucho partido tanto a los personajes de siempre como a los nuevos. Es más, Barbie, que no apareció hasta la segunda entrega (en la primera Mattel no permitió la presencia de la famosa muñeca), juega aquí un papel mayor, y sus encuentros con Ken propician algunos de los momentos más hilarantes de la película.
Regresan también los guiños cinéfilos y las autoreferencias.
Tenemos a Woody emulando al Tom Cruise/Ethan Hunt en una de las más emblemáticas secuencias de la primera ‘Misión Imposible’. Hace acto de presencia el mismísimo Totoro de ‘Mi vecino Totoro’ de Hayao Miyazaki (Lasseter y el artista japonés son amigos desde hace más de 20 años); y aparecen en la guardería, en forma de muñecos, algunos de los personajes de ‘Buscando a Nemo’ y diversas alusiones a ‘Cars’.
Y no nos olvidemos tampoco de Sid, el terrible vecino de Andy de la primera parte (el destroza muñecos que casi acaba con Buzz), y para el que también han pasado los años, aunque sigue llevando la misma camiseta negra con una calavera blanca estampada (la mejor forma de hacernos reconocible al personaje).
Pero además, con el paso de los años, Pixar ha ido adquiriendo una mayor madurez como creadores y contadores de historias, y esto se nota en esta tercera entrega, ya que tiene un componente emotivo superior al que tenían sus predecesoras.
Estos señores saben cómo tocarnos la fibra, y aquí reinciden, pero lo hacen con mucha soltura y sin abandonar el tono cómico y aventurero que caracteriza ‘Toy Story’.
Los últimos 15-20 minutos son apoteósicos, tanto por la tensión y la vibrante acción que se desencadena en el transcurso/desenlace de la huida de Sunnyside, como por ese inevitable nudo en la garganta (y ojos cristalinos, si se me permite la confesión) que se produce ante el cúmulo de emociones cargadas de melancolía y nostalgia que atesoran esos minutos finales.
La compañía no sólo ha mejorado la calidad visual de su animación (a diferencia de sus inicios, los personajes humanos y caninos gozan ya de un acabado excelente), sino que también lo ha hecho en cuanto a la creación de personajes e historias, sin perder la frescura y sorprendiendo una y otra vez con cada nuevo trabajo. Incluso el cortometraje previo al film, ‘Día y Noche’, una pequeña muestra de la genialidad de estos artistas.
‘Toy Story 3′ es el broche de oro a una brillante saga que ha ido un paso más allá con cada secuela. Para muchos, y me incluyo, sería la mejor de las tres, y la que, en mi opinión, cerraría a la perfección la franquicia.
No habría ninguna necesidad de ofrecer más continuaciones, pero viendo cómo han sabido superarse con cada entrega, ¿quién podría resistirse a otra gran aventura protagonizada por estos entrañables y queridos juguetes? Un servidor, desde luego, no podría, por ideal y redonda que sea esta conclusión.
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